Historia 23- Noelia Carpio Carrasco

 Mi compañera de viaje

Me diagnosticaron esclerosis múltiple remitente recurrente en 2021. Tenía 28 años y estaba en pleno crecimiento profesional, viviendo un momento muy importante para mí. Recibir aquella noticia fue un golpe inesperado. Creo que como a casi todos los que pasamos por esto, me invadió el shock y la desinformación. No entendía del todo qué significaba convivir con la enfermedad. Al principio me repetía que “era algo pasajero”, me negaba a creerlo. Pero con el tiempo comprendí que la esclerosis múltiple iba a ser mi compañera de viaje, una parte de mí con la que tendría que aprender a convivir.

Durante el primer año y medio me mantuve bastante bien, hasta que comenzaron los brotes continuos que se alargaron durante casi dos años. Fueron momentos difíciles, llenos de incertidumbre y miedo. Sin embargo, también fueron los años en los que más aprendí sobre mí misma. Justo el día que comencé con mi primer brote conocí a mi actual pareja, y desde entonces ha sido mi mayor apoyo. Junto a él, mi familia y mis amigas, aprendí a mirar la enfermedad desde otro lugar: no como un enemigo, sino como una maestra exigente que me enseña cada día a valorar lo esencial.

Al principio me frustraba no poder seguir el ritmo de antes. Quería ser la misma Noelia de siempre, la que podía con todo. Hasta que entendí que no se trata de volver a ser la de antes, sino de permitirme ser la de ahora. He aprendido a aceptar mis limitaciones sin rendirme, a disfrutar de la vida de otra manera. Mi vida ha cambiado: ya no trabajo, tengo días malos y a veces me asaltan pensamientos de “¿por qué a mí?”. Pero he descubierto que incluso esos días son valiosos, porque me recuerdan lo fuerte que soy cuando los supero.

Hoy dedico mi tiempo a intentar ayudar a otras personas que viven lo mismo que yo. Siento que compartir mi experiencia puede ser una forma de transformar lo difícil en algo útil, en algo que sume.

La esclerosis múltiple me ha enseñado que no siempre importa la velocidad, sino el camino. Y si antes lo tenía que hacer en dos días y ahora en diez… no pasa nada. Esto no ha sido una derrota; al revés, ha sido el mayor aprendizaje de mi vida. Porque sigo siendo Noelia, sí, pero una Noelia más consciente, más paciente, más fuerte y, sobre todo, más feliz.