9 de diciembre de 2023
Abril del 2015 fue la fecha en que Iranma empezó a tener brotes bastante significativos como una neuritis óptica y vértigo debida a esta, hemiplejia de su parte izquierda del cuerpo… Pero, aunque ella ya intuía tener esclerosis múltiple por haberse informado a través de internet de los síntomas que iba teniendo y todo apuntaba a ello, no obtuvo el diagnóstico de EM debido a falta de lesiones en las pruebas. Fue 4 meses después, en agosto de ese mismo año, cuando le dieron el diagnóstico tras un brote causado por otra hemiplejia que le afectó a las dos piernas de forma repentina.
Para ella, el momento del diagnóstico no fue un shock sino un alivio tener respuesta a todos los síntomas como la falta de fuerza repentina, debilidad y fatiga que arrastraba desde muchos años atrás.
Para su primer tratamiento tuvo que esperar más de 6 meses y en ese mismo año tuvo que cambiarlo varias veces porque ninguno le era efectivo. Ella tenía brotes continuamente, aproximadamente cada 15 días, aún estando con medicación, y le dijeron que se debía a que tenía una esclerosis múltiple “muy agresiva”. Tenía la esperanza de que el 4º tratamiento si le funcionaría porque su neuróloga estaba haciendo todo lo posible para que pudiese volver a caminar con normalidad. Efectivamente, ese fue el tratamiento que le paralizó los brotes en cuestión de 1-2 meses en 2017. Fueron dos años intensos en los que no parecía que pudiese parar los brotes y por fin, lo consiguieron. Esto para Iranma fue muy importante, dado que había depositado sus últimas esperanzas en él.
Sus primeros años desde el diagnóstico fueron los peores de su vida e incluso recuerda que perdió el interés en todo, incluso en la vida en sí. Ella era joven, tenía menos de 25 años cuando le diagnosticaron y no entendía por qué tenía que pasar ella por esa situación y tener que dejar por completo la vida que llevaba. Sobre todo a nivel laboral, que fue muy difícil cambiar la idea que tenía de su futuro por el hecho de que acababa de terminar la carrera de Derecho. Es ahí cuando entró en un estado depresivo del cual no podía ni quería ayuda para salir de ese estado depresivo. Pero aún así, su madre le ofreció la oportunidad de acudir a ACEM Asociacion Coruñesa de Esclerosis Múltiple. Y aunque al principio fue un shock ver el estado de las personas que vio en el centro (cuyas personas no tenían EM). A día de hoy lo agradece porque cree que fue fundamental para aceptar la enfermedad y poder seguir adelante aprendiendo cada día a adaptarse a las nuevas circunstancias de la mejor forma posible gracias a los profesionales de la asociación de los cuales ella hace mención especial a la psicóloga y el fisioterapeuta.
Hace ya unos años que vive con su enfermedad con aceptación y parte de humor debido a ser consciente y aprovechar lo aprendido durante estos años en cuanto a seleccionar amistades que realmente le aporten, no darle importancia a cosas que no la tienen y disfrutar de la suerte que tiene con su familia que trata de comprenderla, aunque a veces sea difícil. Además, cree que es inevitable practicar la gratitud y ser “mejor persona” ofreciendo ayuda a los demás con empatía, paciencia y sin juzgar, comprendiendo que cada persona tiene su pelea interna.
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