HISTORIA 10: ANGIE MOLINA GÓMEZ: "SORPRESA"

 


HISTORIA 10: ANGIE MOLINA GÓMEZ: "SORPRESA"

«Ya lo sabía yo, y mira que nadie me hacía caso; que si estás creciendo, que si eso no es nada, que lo que necesitas es moverte más, si es que estás todo el día tumbada… y bla bla bla». 

Lo supe desde el primer momento yendo en el metro. Esos dolores tan extraños en la parte trasera de mis piernas que me hacían caminar como si reaccionara a una música que no oía. Tuve que ir casi —y sin el casi—, pegada a la pared para llegar a casa de una pieza. Y ¡claro!, tras mucho tiempo en urgencias me dijeron que no veían nada raro, pero ¿cómo iban a verlo si ya se me había pasado? Así pasó en reiteradas ocasiones, hasta que casi a quinientos kilómetros de casa trasladada por la empresa en la que trabajaba, una noche me levanté para ir al baño cuando me caí de bruces. Pude llegar al baño de aquella manera tan curiosa y divertida (entiéndase la ironía) y decidí volver entre las sábanas sin pensar en nada más. Y al día siguiente… nada había cambiado; seguía caminando de aquella manera tan curiosa. Conduje como pude el escaso trayecto al trabajo, se lo comenté a mis compañeras médicas y de nuevo al hospital, y ahí sí, gracias a Dios, me mandaron de urgencia una resonancia magnética con contraste y una punción lumbar. 

«¡Pero qué dolor!», y acto seguido patada a la enfermera que estaba frente a mí. Los reflejos estaban muy, pero que muy alerta. Nada de levantarme de la camilla y a esperar resultados, en el informe que me dieron a la espera de la resonancia se podía entrever algo con eso de posible enfermedad neurodegenerativa (bla, bla, bla). «Ya me imaginaba yo algo así, ¡¡por fin parecen saber lo que tengo!!». Debido a mi carrera universitaria, era fisioterapeuta y había tratado muy de cerca con esta enfermedad, por suerte el pronóstico y la calidad de vida han cambiado muchísimo desde entonces, casi veinte años han pasado ya y lo que antes era una silla de ruedas segura, imposibilidad para ser madre y tantas otras cosas, hoy por hoy esto solo se da en algunos casos. 

Como en todo, las circunstancias de cada uno, la zona cerebral afectada y el tipo de vida que se lleve, influyen en el día a día con nuestra gran amiga a la que hay que mantener a raya siempre con una sonrisa (que no crea que es ella quien tiene el control). ¿Diagnóstico tardío? La verdad que sí, ¿opciones tras el mismo? Muchísimas. Por suerte ahora hay muchas y los neurólogos saben cuáles vienen bien según síntomas, circunstancias personales y decisión del paciente. Es un diagnóstico duro pero con un neuropsicólogo cerca se puede vivir casi sin problemas.



Comentarios

Entradas populares