HISTORIA 11: JOSE LUIS POYATOS MARTÍNEZ: “Punto y aparte, y seguido...”
HISTORIA 11: JOSE LUIS POYATOS MARTÍNEZ: “Punto y aparte, y seguido...”
No escribo esto para contar que tengo esclerosis múltiple, ni el divorcio que siguió a mi diagnóstico o las noches sin dormir. Cuando aquellos ojos se curvaron en forma de guadaña y salieron de su bata para sentenciar que la barca de mi destino navegaba en el mar del dolor y las lágrimas, solo respiré profundo el aire de aquella sala y tiré su mirada por la ventana. Desde ese momento, mi corazón vive en el rincón del pánico, el alma hizo la maleta sin despedirse hacía el viaje frenético de casi la desesperación.
No temas, no te voy a contar los añicos del puzzle de mi vida: trabajo, casa, amigos, mujer, dos preciosas hijas de 4 y 9 años... Y con ellos, mis muy pocos objetivos cumplidos, mis muchos planes por cumplir y la infinitud de ilusiones.
Lo que te voy a decir, y por eso escribo, es que sigo pensando cosas que pensaba entonces. Que esta enfermedad me puede dejar maltrecho, muy maltrecho o me puede matar. Tengo mis días, mis momentos, como todo el mundo. Pero no voy a permitir que mi alma y mi corazón mendiguen resignación y fe cada uno por su lado. Estoy seguro, he conseguido reconciliarlos, he aprendido muchas cosas y entendido otras.
He entendido que mi vida no se acabó, solo comenzó una nueva etapa que implica lucha. Ahora, siento latir mi corazón más fuerte y mi alma se viste de fiesta para disfrutar cada minuto. Quiero que la gente me vea, sepa que existe; No me esconderé ni seré un estorbo. He aprendido a vivir y a ayudar. Y lo voy a hacer, lo estoy haciendo
He aprendido que aquella mirada, aguileña, calva de sentimientos y educada para enterrar sueños, no es juez de mi destino, aunque sea parte de mi vida. Voy a luchar para que mis zapatos no dejen de andar, para que mis palabras no dejen de hablar... Voy a luchar para que mis sentidos no dejen de gritar que me queda hoy por vivir y que mañana... aunque tiemble, aunque me arrastre, aunque necesite ayuda... seguiré pensando que lo mejor está por llegar. Y me lo voy a creer, y ese va a ser el único impulso nervioso que va a viajar entero y diáfano desde mi cerebro hasta mi corazón. Y haré que ese impulso coordine mis días. Y lo voy a hacer. Lo estoy haciendo
He entendido que hay gente que quiere ayudar, que soy importante para este mundo. Que por esa calle que intenta alcanzar mi ventana, pasean personas que me pueden ofrecer muchas cosas y no me van a pedir nada. Que se sienten bien ayudándome, que dosifican su tiempo para regalarme un poquito cada día. Solo una mirada, un gesto o una palabra son suficientes para recordarme que quiero seguir.
Cada minuto que pasa estoy más seguro de que formo parte de esta sociedad, que tengo funciones y debo ser consecuente. Estar enfermo no es una condición de vida impuesta por mi destino ni una condenación obligada de mi enfermedad. Ni voy a llorar ni me voy a regodear en mi mala suerte, para eso tengo mucho tiempo. Lloraré cuando mi familia me aparte, mis amigos no quieran compartir ilusiones, no encuentre a nadie a quien agarrarme para andar o cuando la soledad me encierre entre paredes lacradas de hastío y desesperanza. Pero hasta que eso llegue, voy a andar mi camino, si no puedo moverme, volaré con mi imaginación hasta aquel lugar donde el dolor no exista y la sonrisa sea la puerta abierta del mundo. Y ya lo estoy haciendo...
No escribo para pedirte nada, escribo para decirte que estoy aquí, que comparto tus miedos, tu dolor y tu frustración. Pero también quiero compartir mis ganas. No te rindas, échale un pulso a la esclerosis...
Siempre te he puesto de ejemplo por ser un luchador y por creer en ti y aunque la vida da puñaladas, siempre habrá una tirita para al menos, si no curar la herida, taparla.
ResponderEliminarSigue peleando amigo, estoy seguro que nunca te faltará una mano que te ayude a seguir.