HISTORIA 19: OLGA VEGA MESA

 



HISTORIA 19: OLGA VEGA MESA 

Soy Olga Mesa Vega, residente en Las Palmas, me diagnosticaron de esclerosis múltiple, de forma firme, en septiembre del 2019. Con 42 años. Diez años atrás tuve un episodio de vértigo que me duró tres meses, me hizo estar en la cama, me decían que no era de las cervicales, ni del oído, cuando se lo comenté a la neuróloga me dijo que seguramente fue mi primer brote (a los 32 años). 

Los síntomas que más me alertaron, para acudir al médico, fueron que el 27 de mayo del 2019 me desperté en la cama sin sentir mi cuerpo de cintura para abajo. En ese momento a la familia no le comenté nada, simplemente que tenía los pies dormidos. A la semana seguía igual y fuí a urgencias, pero me pincharon y me dijeron que esperase. Al ver que la situación no era mejorable fui a un médico privado, donde me empezaron a hacer pruebas; pero no me dijeron nada. En dos meses me hicieron más de siete resonancias porque no encontraban nada, solamente me dijeron que tomase vitamina D en dosis altas y que no dejara de hacer ejercicios. Me hicieron un electromiograma por lo que el neurólogo me derivó al neurocirujano, tras cuatro meses. Me volvieron a repetir todas las pruebas, pero esta vez con contraste. El neurocirujano, me derivó a otro neurólogo en el momento de ver los resultados. El último me mandó nuevas pruebas, resonancia craneal con contraste, la punción lumbar (que no llegaron a realizar) y otra placa. Al ver resultados de algunas de estas pruebas, me dieron el diagnóstico de lesiones de desmielinización compatibles con esclerosis múltiple. Sin saber por qué se me saltaron las lágrimas, había oído hablar de la enfermedad, pero no la conocía muy bien. Inmediatamente contacté con un amigo que sí estaba diagnosticado, quien me apoyó en todo momento. El resto de mi entorno no entendía lo que me estaba pasando, aunque me acompañaban.

Cuando tuve nueva cita con el neurólogo me explicó que los tratamientos eran muy caros (ya que estaba siendo diagnosticada y tratada por privado), y me derivó a la seguridad social. Mi doctora de familia inmediatamente me mandó ingresar en el hospital para repetir todas las pruebas. La neuróloga del hospital me dijo que las prueba no se veían bien, me hicieron las hicieron nuevamente ambulatorias. 

Solamente una parte de mi familia entiende hoy en día el diagnóstico. Mis amistades sí lo comprenden desde el inicio, incluso se esfuerzan e inciden en ello, recabando información, que me ayude a estar mejor.

Durante un tiempo no quería ver a otras personas diagnosticadas, por no relacionarme con las personas que pudieran estar igual o peor que yo. Finalmente llegué a la asociación de la mano de mi amigo, quien fue mi primer contacto tras la noticia inicial de que podría tener EM. Hoy estoy orgullosa de poder compartir espacios y tiempo con más personas diagnosticadas en la Asociación APEM.

Señalo como palabra clave, para nuevas personas diagnosticadas: FUERZA.




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