HISTORIA 23: JOSÉ ALBERTO MESA VICENTE
HISTORIA 23: JOSÉ ALBERTO MESA VICENTE
En el momento de recibir el diagnóstico fue un momento agridulce, por un lado, ya tenía nombre a lo que algunos médicos llamaron imaginación y, por otro lado, jamás pensé que podría tener una enfermedad que fuera de por vida. Pero como todo, hasta que no lo vives de cerca no lo crees.
Siempre he sido una persona que ha usado el humor ante cualquier cruce que pusiera la vida y esta vez no iba a ser distinto.
Estuve las dos primeras semanas bromeando mucho con la enfermedad, con el fin de que mis cercanos no se preocupasen de más y quizá, usándolo como método de aceptación.
Una noche me dio por informarme y ponerme serio con el diagnóstico. El miedo y la mente empezaron a hacer más aterrador lo que era y por unas horas, estuve con mucho pánico a lo que podía pasar, pensar que ya no podría hacer mi día a día igual, que en cualquier momento podría tener otro brote y que ni siquiera saber en qué iba a desencadenar.
Estuve con una energía negativa hasta las 5 de la mañana, después mi mente hizo un clic y empecé a pensar con claridad. Ver el presente, pues ya sabía lo que había perdido hasta ahora y que de momento no había empeorado.
Siempre me ha encantado pasear de noche y tirarme horas mirando el cielo y las estrellas, a mí me afectó a la vista, hasta el día de hoy, muy pocas son las veces que he podido disfrutar de una parte de lo que más me gustaba.
Empecé a conocer mis límites, cuánto podía pasear, qué esfuerzos eran los que me podía permitir y qué cosas no podía volver a hacer, pues estaba nublado, me ataba los cordones y me reventaba la cabeza.
Han sido 2 años desde que comenzó todo esto y quitando lo mal que se portó el tribunal médico y que me echaron de mi empresa nada más decirles que volvía, lo estoy llevando de una forma bastante positiva. Por suerte me quedaba paro y he decidido estar hasta que se acabe entrenando mi mente y mi físico para que cuando deba volver a trabajar, todo sea más fácil, al menos hasta lo que mi limitación permita.
Cómo último dejar un mensaje de aliento a las personas que les pueda servir. La vida siempre ha sido y va a ser dura, pero no se trata de lo que no puedas hacer ahora o en el futuro, sino en todo lo que has vivido, lo que puedes vivir aún y en la gente que te quiere o apoya. No es ninguna vergüenza tener que vivir a otro ritmo al de la sociedad, habrá gente que no entienda, gente que cuestione y gente que se ría, pero lo bueno que tiene esta enfermedad, es que ves la empatía que tiene la gente y empiezas a valorar incluso a personas que no pensabas o no conocías.
Un abrazo muy fuerte y gracias por leerme.
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